El 2020 nos encuentra a todos atravesado un contexto de pandemia, de aislamiento, y, si sos de Argentina de una cuarentena eterna, en mi caso en particular este proceso también me trajo una separación, una mudanza, mucho dolor, tristeza, y ataques de ansiedad (descubriéndolos y experimentándolos por primera vez).
Quisiera echarle la culpa a la cuarentena y al aislamiento por mi separación, cargarle la responsabilidad a eso y sentirme un poco mejor, pero lamentablemente no es así, hoy por hoy entiendo que mi relación no venia bien, que se acumularon cosas, que se ocultaron otras, que nos lastimamos mutuamente obviamente sin intención, pero que al fin y al cabo nos lastimamos, así y en este marco quedaron en evidencia todas estas cosas, el fastidio, las inseguridades, y por qué no el desamor.
Estuve leyendo bastante sobre el desapego, y las separaciones, básicamente buscando la manera de poder atravesar el duelo y salir lo mejor parada posible, costó y cuesta más aún cuando todos los sentimientos siguen a flor de piel, cuando el amor sigue intacto y el enamoramiento está en cada parte de mi ser, pero como me dijo una amiga "con el amor sólo no alcanza", y por mucho que me pese es así, me convencí a mi misma de que el amor era lo más importante e intente ponerlo por delante de todo pero una realidad es que tampoco podemos esperar que el otro quiera lo mismo que nosotros, ni tampoco obligarlo a que nos quiera y que este dispuesto a luchar por algo que nosotros si.
Cuando algo se rompe uno puede intentar arreglarlo pero nunca va a volver a ser lo mismo, y es exactamente lo que pasa con una relación, podes poner todo de vos, pero siempre lo que hizo que algún momento eso se rompa va a volver a aparecer tarde o temprano.
Está separación me encuentra en un lugar completamente distinto a mis dos anteriores relaciones, tengo muchos años más y sin embargo me siento más añinada que nunca, me desconozco a mi misma y a las actitudes que he tomado en todo este proceso del cual lamentablemente no hay una receta mágica que te ayude a pasarlo sin sufrir.
Hubo un punto en que creí, y de hecho aún creo, que mi amor por él se convirtió en una obsesión y en algo completamente irracional, que sí claro, muchas veces el amor tiende a ser así pero no está bueno cuando sufrís y menos cuando ni vos sabes en lo que te has llegado a convertir.
Así que acá estoy luchando, tratando de salir adelante, probando con la meditación, la música tranquila, la elongación, básicamente con mantener la mente ocupada, aunque confieso que mientras escribo esto estoy llorando.
Si hay algo de lo que estoy segura es que intente dar lo mejor de mi, que mis sentimientos y mi amor siempre fueron sinceros, que de hecho hoy por hoy todavía lo son, no tenemos que echarnos culpas, ni responsabilizarnos, en una pareja siempre son dos, a veces más, a veces menos, pero siempre son dos; elijo quedarme con lo vivido, con la magia del enamoramiento, y de cómo cuando menos los buscas el amor aparece y te da vuelta el mundo.
El tiempo cura, a algunos les lleva menos que a otros, pero como dije antes, no hay una receta para pasar esto, te pueden decir mil personas distintas que no estés mal, que no vale la pena y demás, pero todas esas cosas te entran por un oido y te salen por el otro, tenemos que darnos el lugar de estar mal, de llorar si lo necesitamos, de hundirnos en nuestra miseria para después salir más fuertes de esto, renacer, y encontrarnos de a poco con lo que fuimos, disfrutar la soledad, y en algún momento quizás llegue otro amor ni mejor, ni peor, diferente.
Un consejo para mi misma como conclusión: de todo se sale, hasta de lo que crees que no tiene salida, somos las decisiones que tomamos y a la larga nos convierte en mejores personas.